¿Qué hay por aquí?

31 mayo 2011

Apadrina a un filólogo


Hace unos días vi de casualidad este video y me llamó mucho la atención, así que busqué la película y me acomodé en mi cojín gigante, a devorar pipas y coca-cola, como hago siempre cuando tengo casi la certeza de que voy a disfrutar durante un par de horas delante del televisor. Ya el título me pareció curioso, y más cuando al poco rato era Nacho Vegas quien sonaba de banda sonora en un contexto aparentemente poco propicio para él, pero que quedaba genial. Luego fue decayendo, porque la música no tenía todo el peso que esperaba en la película.

Normalmente procuro no saber mucho acerca de las películas antes de verlas, prefiero dejar que me sorprendan poco a poco, sin ideas preconcebidas. Debe ser la ley de Murphy, porque si me dicen que es muy buena, acaba no gustándome, y si me dicen que es pésima, le veo encanto o me entusiasma. Aunque hay excepciones, claro, prefiero generar mi propio criterio, sin influencias. En este caso, no sabía de qué iba, no sabía nada de la trama, no conocía a los actores y ni siquiera sabía que era la primera película del Trueba Jr. y que había estado nominada a un par de Goyas. Eso sí, después de ver una película, me hincho a leer críticas de Filmaffinity y similares, para contrastar opiniones. Es lo que tiene la vida moderna, que no hace falta salir de casa para sentirse un rato acompañado.

Mi opinión general de la película es bastante positiva, aunque tirando a mediocre. No soy crítica cinematográfica —ni ganas—, así que tampoco pretendo hacer un examen exhaustivo, pero sí decir que me pareció una película llena de posibilidades mal explotadas. En general, me pareció irregular, por un lado, momentos muy muy buenos, muy inteligentes y con buenos planos, y por otro, escenas muy mal logradas, en cuanto a guión sobre todo. Debo decir que solo la he visto una vez, así que es posible que con el sonido de las cáscaras de pipas se me escaparan muchas cosas. Aún así no me dejó indiferente, en general es una buena reflexión acerca de la vida y las relaciones de pareja, es fácil sentirse identificado sea como sea como estés viviendo tú el amor en ese momento, aunque la linea argumental general de la película sea bastante simple y predecible en muchos casos.

Si hablo de esta película, ya véis, no es porque me pareciera una gran obra de arte. Hablo aquí de ella por lo sentí leyendo todas esas críticas después. Por un momento, hubiera deseado tener delante a toda esa gente que deja su opinión en la web y hacer una tertulia envuelta en humo, a lo Garci, y demostrarles que soy una persona normal y corriente, no una especie en extinción.

¿Porqué digo esto? Quizás a partir de ahora pueda haber algo de spoiler (muy poco), así que atentos aquellos que no quieran saber nada de la peli antes de verla, por si acaso.

El protagonista es filólogo, como yo. Le gusta escribir poemas y cartas, como a mí. Es hombre de una sola mujer, aunque a veces se esfuerce por aparentar lo contrario, como yo. Es una persona de carácter apagado, melancólico, estático, de futuro incierto... como yo. Trabaja en una librería pequeña y antigua, no como yo, pero yo visito varias.

Pues bien, según estas premisas, a muchas personas que han dado su opinión sobre la película, ese personaje les parece trasnochado, inverosímil, obsoleto, anacrónico, pedante, arrogante, y varios adjetivos por el estilo... Y no me refiero a quienes juzgan las aptitudes interpretativas de Oriol Vila, el protagonista (que tampoco creo que sea un actorazo), o del resto de personajes (bastante mediocres la mayoría también, en mi opinión) sino a quienes juzgan el personaje y afirman que la película es aburrida, no por los muchos motivos que hacen de esta una película mediocre, sino porque el personaje, según esta gente, es inverosímil y poco cinematográfico. ¡Poco cinematográfico! Porque un filólogo nunca podrá ser un héroe (o antihéroe) de cine, un filólogo no puede ser otra cosa que un pedante, o porque ¿quién tiene la desfachatez de relacionarse con gente que le guste leer o escribir o filosofar? ¿es posible que alguien escriba a boli todavía? ¿quién, a día de hoy, piensa o razona? ¿eso qué es? o ¿quién utiliza aún en sus conversaciones referencias literarias o cinematográficas? Eso ya no se lleva, seamos modernos, por Dios...

A toda esta gente que opina que eso ya no se lleva, la invito a que se pase una temporada por mi vida, que conozca a mis amigos, que se pasee por las universidades y escuche las conversaciones de la gente... Verán que no es tan raro. O yo me relaciono con la única gente del mundo que tiene intereses culturales, o es que no somos tan pocos como algunos se empeñan en creer.

Ya que estamos en época de reivindicaciones, quiero decir desde aquí que los filólogos somos una realidad social como cualquier otra, señores. Desde que empecé la universidad, hace unos diez años, siempre he escuchado comentarios despectivos, o he visto expresiones faciales con aires de desprecio al oír mi respuesta a la pregunta "¿qué estás estudiando?", como si decir Filología fuera sinónimo de estar condenado al fracaso. Que nos guste el lenguaje, la literatura y el arte en general, no significa que seamos unos pedantes que despreciamos al populacho. Nos gusta eso, como a un médico le gustará el cuerpo humano, como a un historiador la Historia, como a un mecánico los coches, como a un jardinero las flores o a un campesino el campo. No logro entender qué tenemos de raro. Somos gente que hemos estudiado una rama del conocimiento que hoy en día se sigue estudiando y que sigue evolucionando. ¿Por qué no hay cabida para nosotros en el cine, y sin embargo hay infinitas películas y series de abogados arrogantes, de médicos insoportables, de alienígenas y seres mucho más inverosímiles que un filólogo cultureta?

La vida es así, parece. Si un abogado te da consejo legal, te postras a sus pies; si un médico te habla con tecnicismos y no te enteras de nada, da igual, él tiene razón, hay que hacerle caso; si un arqueólogo hace un gran descubrimiento te parece admirable; si un cantante hace un pareado, todos aplaudimos; si un filólogo te dice que "eso no se dice así, sino asá", es un ser odioso y engreído. 

Pues bueno. Pues vale.

(Suspiro)

3 comentarios:

Carolina Pérez dijo...

Gracias por la entrada, me ha encantado. Me he visto, como filóloga, muy reflejada en tus reflexiones.

La sensación que se tiene de nosotros (no por todos, algo que me tranquiliza) es bastante curiosa.

A veces, cuando voy a la biblioteca, allí mismo me preguntan cosas como: "¿Por qué lees estos libros con tan mala pinta?"... Cuando les digo que investigo sobre el tema, sueltan algo así: "Pues menudas ganas, ufff..."

Es lo que tú dices: dudo que alguien le dijese eso a un abogado, por poner un ejemplo.

¡Veré la peli!

Un saludo.

MissKowalski dijo...

Qué buena entrada, la mejor desde que paseo por aquí :)

Talk Tonight dijo...

Bonito el post ;)
Qué sorpresa si Super Carol pasa también por aquí XDDD

Aunque me gusta más tu otro blog, el melómano :P

Un besote