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Qué idiota me parecía aquel hombre cuando lo leía bien acurrucadita con la linterna bajo la manta, antes de dormir, en aquellos años en que mi mentalidad era más simple y solo era capaz de hacer una interpretación literal de los hechos.
Poco a poco, fui entendiendo que todo en la vida tiene su lado opuesto, que lo bueno siempre tiene su lado malo, y viceversa; que para disfrutar hay que saber que lo podrías pasar peor y que para pasarlo mal debes recordar que podrías pasarlo mejor pero yo, que solía ser de tonos grises, ni blanco ni negro, a día de hoy no logro el equilibrio. ¿Dónde está el límite diario de cambios anímicos para considerarse una persona mínimamente cuerda?
Poco a poco, fui entendiendo que todo en la vida tiene su lado opuesto, que lo bueno siempre tiene su lado malo, y viceversa; que para disfrutar hay que saber que lo podrías pasar peor y que para pasarlo mal debes recordar que podrías pasarlo mejor pero yo, que solía ser de tonos grises, ni blanco ni negro, a día de hoy no logro el equilibrio. ¿Dónde está el límite diario de cambios anímicos para considerarse una persona mínimamente cuerda?